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sábado, 20 de marzo de 2010

Ciencia y Tecnología: ¿Seguridad o amenaza?

El estudio de la ciencia básicamente surgió por la necesidad de darle explicación y solución a los diferentes problemas e incógnitas que se le presentaban al hombre, tales como si la tierra es plana o redonda. Siendo su objetivo fundamental mejorar la calidad de vida de los hombres.

En la sociedad el desarrollo de la ciencia ha constituido un pilar clave, desde su creación institucional a finales del siglo XVIII hasta nuestros días. La institucionalización de la ciencia surgió aparejada a la emergencia de un nuevo modo de producción.

La llamada comunidad científica, se convirtió en la regente de los descubrimientos e inventos en todas las disciplinas, a través de la investigación organizada y concentrada mayormente en las universidades y sus centros de investigación especializada.

En opinión de Thomas Kuhn, la ciencia no era lineal sino cíclica y variable, se ajustaba a los procesos económicos, técnicos, políticos, religiosos, militares y de avance del conocimiento.

Los paradigmas científicos han constituido a lo largo de la historia, la fuente fundamental explicativa por parte de la ciencia de los fenómenos y hechos que surgen por el constante devenir de las transformaciones, cambios y contradicciones de la realidad humana.

Un mundo global lleva consigo no sólo la unificación de la producción y el intercambio de mercancías, sino también unifica las explicaciones científicas para el bienestar de todos. La ciencia no debe convertirse en mecanismo de opresión humana y promotor de las desigualdades sociales. Todo lo contrario. Debe ser el mecanismo de liberación social y de la inteligencia humana.

La realidad socio-económica ha determinado la necesidad de reorganizar las ciencias en un mundo cambiante, desigual y cada vez más unido a la producción capitalista de bienes y servicios en la era de la información.

La ciencia se interesa más por el desarrollo de leyes, las cuales son aplicadas por la tecnología para sus avances. Existe una tecnología para cada ciencia, cada rama posee un sistema tecnológico diferente, que permite un mejor desarrollo para cada una de ellas.

La ciencia y la tecnología han asumido un rol orientado al desarrollo de un mundo donde la información y las innovaciones científicas técnicas son el camino para el avance progresivo en los países del mundo. Aunque esta realidad no es asumida por la comunidad de países ricos, el compromiso por establecer mecanismos más idóneos para la consecución de estas metas, hace que la ciencia sea vista en su contexto socio económico concreto.

Como se pregunta Orlando Caputo Leiva en su artículo La ciencia y la tecnología en el contexto del siglo XXI "¿Acaso la ciencia cuyo origen y consolidación se creó en el contexto del capitalismo, será capaz de reducir las brechas de la producción y transferencia de tecnologías a los países pobres con amplitud, justicia y globalidad?"

Existimos en un mundo depedendiente del crecimiento de la ciencia y la tecnología. Los procesos de producción, las fuentes de alimentación, la medicina, la educación, la comunicación o el transporte son todos campos cuyo presente y futuro están robustamente ligados al desarrollo tecnológico y científico.

La concepción clásica de las relaciones entre ciencia, tecnología y sociedad, presente en diversos ámbitos del mundo académico y medios de divulgación, es esencialista y triunfalista. Se resume en una simple ecuación como sugiere José Antonio López Cerezo en Ciencia, Tecnología y Sociedad: el estado de la cuestión en Europa y Estados Unidos:

“+ ciencia = + tecnología = + riqueza = + bienestar social”

Mediante la aplicación del método científico se espera que la ciencia produzca la acumulación de conocimiento objetivo acerca del mundo. Para Maxwell la ciencia sólo puede contribuir al mayor bienestar social si se olvida de la sociedad para buscar exclusivamente la verdad, pero habría que señalar que eso no es posible, pues la verdad es un concepto abstracto que poco o nada podría representar la mejora social. Por otro lado la concepción autónoma de la ciencia genera per se, otras contradicciones.

¿O acaso alguien negará qué la producción de armas nucleares y atómicas no constituyen una vergüenza en la historia del desarrollo científico y tecnológico, y una amenaza flagrante a la seguridad de cualquier nación?

Hiroshima y Nagasaki son tristes ejemplos del mal uso de la inteligencia humana. Desde entonces, las cosas no hicieron más que empeorar, acumulándose una sucesión de desastres vinculados con el desarrollo científico-tecnológico: vertidos de residuos contaminantes, accidentes nucleares en reactores civiles y transportes militares, envenenamientos farmacéuticos, derramamientos de petróleo, etc.

El perfeccionamiento de la tecnología no es resultado de una fuerza endógena, un método universal que garantice la objetividad de la ciencia y su acercamiento a la verdad, sino que constituye una compleja actividad humana. Sin duda, un enorme poder explicativo e instrumental que tiene lugar en contextos sociopolíticos determinados.

La ciencia y la tecnología actuales no suelen actuar como agentes niveladores, tal como hicieron otras innovaciones del pasado como la radio o los antibióticos, sino que tienden más bien a hacer a los ricos más ricos y a los pobres más pobres, acentuando la desigual distribución de la riqueza entre clases sociales y entre naciones.

A su vez, la ciencia aplicada y la tecnología actuales están en general demasiado vinculadas al beneficio inmediato, al servicio de los ricos o de los gobiernos poderosos. Sólo una pequeña parte de la humanidad puede permitirse sus servicios e innovaciones. En fin, para que queremos armas de destrucción masiva, cuando hay que dedicar todo nuestro esfuerzo a resolver los grandes problemas sociales de la humanidad: comida fácil de producir, casas, atención médica y educación accesible.

No debemos olvidar, para completar este negro panorama, campos científico-tecnológicos tan problemáticos como la energía nuclear o la biotecnología, denunciados no sólo por su aplicación militar sino también por su peligrosidad social y ambiental.

Godfrey Hardy, el gran matemático inglés de la primera mitad de siglo, muy conocido por sus contribuciones a la teoría de números primos, escribía sobre la ciencia de su época a principios de la segunda guerra mundial:

«Una ciencia es considerada útil si su desarrollo tiende a acentuar las desigualdades existentes en la distribución de la riqueza, o bien, de un modo más directo, fomenta la destrucción de la vida humana».

Hardy escribió esas palabras en medio de una guerra, una guerra en la que se produjeron innovaciones como el radar o los ordenadores electrónicos, e incluso en la que la teoría de la relatividad acabó aplicándose en la construcción de la bomba atómica.

La ciencia y la tecnología contribuyen a mejorar las condiciones de vida, aumentando su calidad y transformando nuestro entorno. Sin embargo, han ocasionado problemas como: el aumento de la contaminación, el uso de sustancias tóxicas, el deterioro progresivo del medio ambiente, la desertización, el empobrecimiento de la flora y la fauna, los accidentes y enfermedades relacionados con la tecnología.

Era digital y electrónica: Quién inventó la ley, inventó la trampa

La humanidad ha sobrevivido conflictos bélicos desastrosos debido al egoísmo y las ansias de poder de los hombres, reflejado en grandes avances de la tecnología y la ciencia.

En la cotidianidad del hombre, en el trabajo y el ámbito personal está presente la guerra informática. Con la impronta de la era digital y electrónica, las PC han devenido un elemento omnipresente. Su vertiginosa proliferación e interconexiones a través de redes locales, regionales y mundiales, ha desatado una profunda metamorfosis en las sociedades, conocida como la Sociedad de la Información.

A tal punto que en ella, el desenvolvimiento del acontecer socio-político y económico está condicionado por el almacenamiento, tratamiento, captación, difusión, comunicación, y aplicación interactiva de la información y el conocimiento.

(…) La información es objetiva constituida por datos que se relacionan entre si , es una materia prima, datos que se registran en diferentes formas: lenguaje escrito, oral o audiovisual o bien como lo señala Estela Morales “ Conjunto de datos estructurados y formateados pero inertes e inactivos hasta que no sean utilizados (…) que pueden ser fácilmente codificados y por lo tanto transferidos y aprovechados” en otro texto de la misma autora afirma que “proviene del lenguaje corriente de los medios masivos (…) generado por el lenguaje literario, científico y técnico de la literatura especializada” ( Morales, 2001: [1]).

En estos últimos años referirnos a información implica más que lo anterior como lo menciona Raúl Trejo Delarbre “Hablar de Información es hacerlo de poder de instrucción de negocios, de desarrollo humano”, ya que la población que tiene la información tiene el poder.


Durante el Panel de Alto Nivel Políticas Nacionales por el Desarrollo y la Soberanía, celebrado como parte de la XIII Convención y Feria Informática 2009, el ministro de la Informática y las Comunicaciones, Ramiro Valdés Menéndez, destacó la necesidad de trabajar por la seguridad e invulnerabilidad de las redes de telecomunicaciones en Cuba.

Debido a la importancia de la seguridad informática, resulta imprescindible analizar los ataques y agresores (Hacker y Cracker), así como conocer la historia informática. Sobre esta temática el ingeniero Osvaldo Reyes Clemente en el VIII Seminario Iberoamericano de Seguridad en Tecnologías de Información y Comunicaciones aseveró que en la década del 60 de la pasada centuria solo las organizaciones militares tenían conocimientos sobre la generación de radiaciones electromagnéticas de las PC. Y no solo producían interferencias, sino también la fuga de información procesada: Emisión Comprometedora, o Radiación Tempest.

La no intencionada emisión electromagnética de datos, había tenido una preocupación significante en lo sensible de las aplicaciones en ordenadores de la esfera militar y diplomática desde entonces. (Reyes: s/a)

El proyecto Tempest de la NSA , a bordo del buque espía Oxford durante la crisis de los misiles soviéticos en Cuba, intentó romper el sistema de cifrado soviético, captando las emisiones radiadas por sus máquinas en las estaciones de comunicación soviéticas en nuestro país.

A finales de los años 80 y fundamentalmente a principios de los 90, programas malignos y virus informáticos comenzaron a golpear a Cuba. Estos programas llegaron por diversas vías y afectaron máquinas y sistemas.

El Reglamento de Seguridad Informática emitido por el Ministerio del Interior aparece en Cuba en 1996. El mismo legisla que todos los ministerios y organismos centrales de la administración central del estado, así como empresas y otras instituciones, deben analizar, confeccionar y aplicar planes de seguridad informática y de contingencia para reducir el riesgo de afectaciones a los recursos informativos, por la acción de programas malignos, catástrofes naturales o artificiales, fraudes, errores humanos…

Un segundo reglamento complementario fue formulado por el Ministerio de la Industria Sideromecánica y Electrónica (En los primeros años de los 90s este ministerio asimiló las funciones del extinto INSAC, en relación con la computación, la informática y la electrónica)

Para interceptar datos desde las emisiones de la computadora se utiliza como método la escucha secreta de forma activa. Este ataque se produce por la aplicación de radiaciones electromagnéticas sobre el objetivo, o sea, se basa en los cambios de radiación originados por los componentes dependientes de los datos dentro del equipo al ser monitoreado.

Por ejemplo, un atacante que conoce la frecuencia de resonancia del cable del teclado de la PC, puede irradiarlo con esa frecuencia. En ese momento puede detectar la tecla presionada e inferir su código gracias a los cambios de impedancia que se originan.

Existen varios tipos de ataques y agresores a un sistema informático, los podemos dividir en dos grandes grupos:

Ataques pasivos: No modifican la información contenida en los sistemas. Ni el estado del sistema ni su operación son alterados. Su objetivo es la intercepción de datos y el análisis de tráfico. Son difíciles de detectar y se evita mediante el cifrado de la información confidencial o secreta.

Ataques activos: Estos implican la modificación de la información contenida en un sistema. Esto puede alterar el estado del sistema o su operación. Un ejemplo clásico es la suplantación de identidad o sea el robo de contraseña de acceso a una cuenta.

Hacker: Aquella persona con grandes conocimientos de Internet, de programación en C y de sistemas operativos robustos como Linux y Unix y posee también mucho conocimiento en herramientas de seguridad como Firewalls entre otros. Siempre están en la búsqueda de información. Es verdad que suelen darle una fama que no se merecen ya que se mete en los sistemas con el objetivo de aprender y satisfacer su curiosidad. En el mejor de los casos, son los incentivadores, probadores y aprobadores de las mejores y más nuevas tecnologías por lo cual son contratados por las empresas.

Se preguntarán ¿Es un agresor a la seguridad informática? No, el verdadero hacker simplemente quiere saber más, pero ¡cuidado! puede estar contratado.

El verdadero pirata o delincuente cibernético es el cracker, pero antes ha de ser un buen hacker. Viola la seguridad de un sistema informático con fines de beneficio personal o para hacer daño.

viernes, 19 de marzo de 2010

Ley, seguridad y el entorno: el dilema del hombre

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“Más que la cantidad de conocimientos que tenemos, es el uso correcto de los que poseemos”.
Anónimo
El medio ambiente constituye el entorno donde los seres vivos realizan sus funciones vitales y esenciales. Aun cuando la ley del más fuerte dicta el orden de las relaciones entre las diferentes especies, el hombre como el eslabón más alto de la cadena tiene el reto de garantizar para todos un entorno saludable.
Así lo reconoce la Ley 81 del Medio Ambiente cuando refiere que es necesario consagrar como un derecho fundamental de la sociedad y los ciudadanos el derecho a un medio ambiente sano y a disfrutar de una vida saludable y productiva en armonía con la naturaleza.[1]
El proceso evolutivo del hombre ha causado un deterioro paulatino y constante en la diversidad biológica del planeta. La creencia errónea de que los recursos eran inagotables ocasionó su explotación desmedida. No en balde el mundo enfrenta hoy el imperativo de crear una conciencia dirigida a la protección del Medio Ambiente.
La especie humana como única responsable de la situación actual, tiene el deber de detener la catástrofe que ya toca a nuestras puertas. Corresponde a la máxima dirección de cada país tomar las riendas y ejecutar medidas al respecto, como afirma Cuba en el artículo 6: es deber del Estado, y de las personas naturales y jurídicas en general, participar en la prevención, mitigación y atención de los desastres naturales u otros tipos de catástrofes, en la solución de los problemas producidos por estos y en la rehabilitación de las zonas afectadas.[2]

Deberíamos explotar los recursos naturales, sin causarle daño. Reducir y eliminar las modalidades de producción y consumo insostenibles, que responda equitativamente a las necesidades de desarrollo de las presentes y posteriores generaciones.
De ahí que se imponga la elevación sostenida y equitativa de la calidad de vida de las personas, o sea, lo que unos llaman desarrollo sostenible. A través de él se procuraría el crecimiento económico y el mejoramiento social en una combinación armónica con la protección del medio ambiente a fin de satisfacer nuestras necesidades sin poner en riesgo las de las futuras descendencias.
…"El Estado ─ contiene también la Ley 81─ protege el medio ambiente y los recursos naturales del país. Reconoce su estrecha vinculación con el desarrollo económico y social sostenible para hacer más racional la vida humana y asegurar la supervivencia, el bienestar y la seguridad de las generaciones actuales y futuras. Corresponde a los órganos competentes aplicar esta política. Es deber de los ciudadanos contribuir a la protección del agua, la atmósfera, la conservación del suelo, la flora, la fauna y todo el rico potencial de la naturaleza"[3]
Proteger nuestro entorno es también un factor importante con vistas a preservar la seguridad y defensa nacional. Lo que contribuye a garantizar la disponibilidad de los recursos naturales imprescindibles para la satisfacción de las necesidades básicas del pueblo.
La posibilidad de que ocurra un accidente existe en todos los campos de la actividad humana, ya sea intencional o no. Este último, por lo general tiene su origen en la falta de conocimientos y de una adecuada preparación en temas de seguridad.

El control y manejo adecuado de las actividades clasificadas como altamente riesgosas, pueden reducir o eliminar la ocurrencia de accidentes mayores que ocasionan pérdidas de vidas humanas, afectación al ambiente y daños a la propiedad.
Afortunadamente, la percepción y la actitud respecto a los accidentes industriales que provocan la emisión súbita al ambiente de sustancias químicas tóxicas[4], y explosiones e incendios que las involucran, han comenzado a cambiar a partir del último cuarto del pasado siglo. La prevención de estos accidentes y la reducción de sus efectos adversos sobre el ambiente, la población y sus bienes, se ha constituido hoy en día en una de las demandas más apremiantes de la sociedad cubana.


[1] Ley Nº 81 del Medio Ambiente. Disponible en URL: http:// www.sld.cu/galerias/pdf/sitios/insat/ley-81-citma.pdf .(Consultado 02/01/10)
[2] Idem.
[3] Idem.
[4] En el Artículo 8 de la mencionada Ley, se definen como desechos tóxicos aquellos provenientes de cualquier actividad y en cualquier estado físico que, por la magnitud o modalidad de sus características corrosivas, tóxicas, venenosas, explosivas, inflamables, biológicamente perniciosas, infecciosas, irritantes o cualquier otra, representen un peligro para la salud humana y el medio ambiente.