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viernes, 19 de marzo de 2010

Un amor eterno

Un ermitaño o solitario, nadie supo el verdadero motivo por el cual decidió vivir en una pequeña casucha polvorienta y miserable, en aquel rincón de la playa, apartado de toda vida civilizada e inteligente.

Hace 15 años era un hombre de negocio e inmensa fortuna, famoso por sus estrategias y picardía económica de convertir a una pequeña empresa en multimillonaria; carismático, buen mozo y perfecto galán de telenovela.

De pronto las revistas y periódicos de todo el país comenzaron con las teorías de su desaparición hacia aquel arenal. Se comentaba de un crimen u homicidio, que estaba en bancarrota o algún fantasma del pasado que lo acechaba. Eso era pura especulación, la realidad fue otra.

Mensualmente lo abastecían de víveres necesarios para sobrevivir, era un contrato establecido con una compañía donde invirtió el 80% de su fortuna y el resto lo donó en el orfanato que lo abrigó y alimento durante su infancia.

La choza era un caos, parecía el resultado de las fauces de un tornado o terremoto, no se sabía cual era la cocina o el cuarto, solamente sobresalían volúmenes de papeles con escritos, poemas y pensamientos que le dictaban su corazón, y su mano transcribía automática y espontáneamente. ¿Acaso ese era el motivo de su soledad?

La verdadera inspiración se paseaba en el manto oscuro bajo la luna, vestida de fina seda blanca y transparente, denotando su figura esbelta, hermosa y perfecta, siempre descalza caminando con elegancia y sensualidad, con su mirada fija hacia el majestuoso mar, esa mirada que expresa tristeza, desamor, esperanza, vida que lo atraían enérgicamente formando un vínculo, un lazo vicioso de amor, pero lo apoderaba el miedo al fracaso, manteniéndose oculto en la sombra con el único deleite de verla a la misma hora de la noche, siempre con el mismo vestido y mirada, tan bella o más como la primera vez, tan joven y pálida como si los años y el tiempo no quisieran apoderarse de su cuerpo y mocedad.

Se mantuvo por 15 años en la sombra, moldeando en un papel los sentimientos que florecían de ese amor platónico y mirándose al espejo ensayando la manera de expresarle su pasión, todo eso durante 15 años.

Hasta que una noche se apoderó de coraje y salió de su mugrienta cueva para conversar con la musa que lo tenía hechizado. Las manos le temblaban, estaba ella mirándole atentamente los ojos, haciendo que sus labios se cerraran y su voz se apagara, no sabía que hacer paralizado ante tanta hermosura que le causaba miedo. Ella se le acercó acariciando su cuello suavemente como la espuma del mar que humedece los pies, hasta que sus labios rojos, húmedos y fríos lo besaron, por fin un beso que lo convirtió en un amante eterno entre el mundo de los vivos y los muertos, un beso fatal lleno de sangre, dolor, maldad, capaz de transformar a los hombres en bestias, pero que para él fue un beso de amor.

Para todo aquel incrédulo que piense que el amor eterno no existe, lo invito a caminar por aquel rincón de esa playa bajo las estrellas a la misma hora en que dos amantes se pasean vestidos de blanco y con la mirada hacia el mar.

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